La cadera es la articulación responsable de la transmisión de la carga del tronco a las extremidades inferiores y de la movilidad. No se necesitan grandes impactos para provocar una sobrecarga en esta articulación y no son pocos los movimientos que favorecen, a largo plazo, alteraciones estructurales. Algunos ejemplos son los relacionados con movimientos activos de flexión o los pasivos de sedestación con separación y rotación interna de cadera. Estos son algunos ejemplos que condicionan la vida útil articular y llegan a provocar dolor de cadera.
Una de las patologías más frecuentemente diagnosticadas en consulta es la conocida como choque fémoro-acetabular (CFA). Se trata de una patología de existencia muy anterior al inicio de su diagnóstico. Es decir, a pesar de que se empezó a conocer en el inicio del siglo XXI, actualmente se piensa que es uno de los factores desencadenantes de sintomatología dolorosa y proceso degenerativo precoz en personas relativamente jóvenes.
El (CFA) es un mecanismo que contribuye de forma decisiva a la aparición de artrosis de cadera en adultos jóvenes. Entre el 60 y 70% de las personas menores de 55 años que presentan artrosis de cadera es, probablemente, provocada por la presencia de esta deficiencia estructural y, en muchos casos, desgraciadamente favorece una cirugía reconstructiva para restablecer el correcto funcionamiento articular y evitar una futura prótesis de cadera.
Esta patología puede afectar, aproximadamente, al 15 % de la población, especialmente a personas jóvenes activas. Por este motivo, se considera muy importante alcanzar un diagnóstico correcto y en una fase precoz, con el fin de poder aplicar técnicas terapéuticas adecuadas que mejoren el funcionamiento de la persona afectada.
Pueden ser de dos tipos. En el primer caso se afecta el acetábulo , mediante una sobrecobertura (conocida como CFA tipo pincer), parcial o total, y más frecuente en las mujeres. En el segundo caso se afecta el fémur, donde con frecuencia se observa una deformidad en la cabeza femoral (conocida como CFA tipo cam).
Clínicamente se manifiesta con dolor inguinal o en forma de “C” en la cadera relacionado con los movimientos de sedestación. Por ello, el éxito del tratamiento de esta patología depende de un diagnóstico preciso y precoz para poder evitar un proceso degenerativo mecánico que desemboque, en un futuro, en una cirugía de prótesis de cadera en un adulto joven.
Si la deficiencia está en un proceso muy avanzado y dolor y la limitación funcional persisten, el tratamiento más efectivo es una artroscopia de cadera con el fin de eliminar la causa favorecedora del proceso degenerativo.
