La conocida como neuroestimulación eléctrica transcutanea (TENS) consiste en una aplicación de corriente eléctrica empleada para el control del dolor en cualquiera de sus modalidades, tanto agudo como crónico, ya sea de origen cutáneo, somático profundo o visceral, localizado, irradiado o referido.
Las características diferenciadoras de esta técnica respecto de otros tipos de corriente eléctrica, también empleadas con un fin analgésico son, el carácter no invasivo del procedimiento, el reducido coste asociado al equipo necesario para su uso, la sencillez de su utilización, la ausencia de componente galvánico, junto a unos escasos efectos secundarios, y la posibilidad de aplicación en ámbito domiciliario.
Estas cualidades y los efectos derivados de su utilización han propiciado que la conocida como TENS sea una de las técnicas de electroterapia que actualmente cuenta con un mayor número de investigaciones publicadas en el campo del dolor y en consecuencia, junto con la conocida como CORRIENTE INTERFERENCIAL, la técnica más ampliamente aceptada por terapeutas y pacientes para reducir la sintomatología dolorosa de múltiples procesos patológicos.
La estimulación eléctrica analgésica debe ser entendida como un procedimiento terapéutico de tipo eléctrico, no invasivo, destinado principalmente al alivio del dolor. Se trata pues de un elemento más dentro del conjunto de procedimientos que configuran el arsenal terapéutico del que dispone el fisioterapeuta y, por tanto, su uso queda encuadrado en dicho contexto como un recurso coadyudante de otras técnicas.
Su efecto, tal y como destacan numerosos autores, está basado en principios fisiológicos y queda respaldado por un relevante conjunto de investigaciones preclínicas y clínicas. Precisamente, los resultados derivados de dichas experiencias son los que avalan su efectividad, tanto en el caso de sintomatología dolorosa en fase aguda como en el caso de dolores de tipo crónico.