La Fisioterapia constituye un pilar esencial en el tratamiento de este conjunto de disfunciones. Una de las principales, por su gran afectación, es la INCONTINENCIA URINARIA, que consiste en la pérdida involuntaria de orina. Puede manifestarse a cualquier edad y en ambos sexos, aunque es más común entre las mujeres, los niños (enuresis) y los ancianos, afectando a más del 15 por ciento de los mayores de 65 años no institucionalizados y al 35 por ciento de los ingresos en los hospitales.
La persona afectada tiene una necesidad imperiosa y repentina de orinar pero es incapaz de retener la orina. Los escapes pueden producirse al estornudar, reír, realizar algún esfuerzo o ejercicio físico. Supone un problema higiénico, social y psíquico, ya que influye en la actividad cotidiana del enfermo y reduce su calidad de vida. La incontinencia no es una enfermedad en sí misma, sino la consecuencia de una alteración en la fase de llenado vesical que se presenta en numerosas enfermedades.
Existen 3 tipos principales: 1) incontinencia urinaria de esfuerzo, en la que la pérdida se produce al realizar cualquier movimiento o actividad física; 2) incontinencia urinaria de urgencia, que consiste en la pérdida involuntaria de orina asociada a una necesidad imperiosa y repentina de orinar; y 3) incontinencia urinaria mixta, provocada por ambas causas.
Mediante la realización de diferentes tipos de ejercicios, combinados o no con electroestimulación, se busca una reeducación de la musculatura implicada, conocida como suelo pélvico, con el fin de mejorar la tonificación y posteriormente provocar su fortalecimiento.