La terapia bioeléctrica consiste en aplicar campos electromagnéticos y corrientes eléctricas con características similares a la bioelectricidad natural con el fin de estimular la curación de los tejidos. Hoy día conocemos que la migración celular, la proliferación y la síntesis de nuevo tejido son componentes esenciales del proceso de curación.
Según este concepto, si aplicamos un tipo de corriente eléctrica que sea capaz de imitar las señales eléctricas endógenas que guían el comportamiento celular, obtenemos opciones terapéuticas muy útiles en los casos en los que fracasa el proceso de curación normal. Según este principio, la aplicación de microcorrientes comenzó a ser empleada en la cicatrización de heridas gracias al hallazgo de la existencia de la generación endógena de un campo eléctrico en tejido lesionado.
De forma general, la terapia con microcorrientes se define como la aplicación terapéutica de una corriente eléctrica de intensidad comprendida en el rango del microamperaje. Este tipo de corriente eléctrica es empleada clínicamente para promover la reparación del daño en la piel como en el tejido blando y óseo.