El muslo es la parte de la extremidad inferior que se encuentra entre la cadera y la rodilla. Su musculatura se organiza alrededor de un eje óseo central que es el hueso más largo del cuerpo, el fémur. El aporte sanguíneo del muslo lo realiza la arteria femoral, la cual se divide en una rama anterior o superficial y una rama posterior o profunda que es la encargada de llevar la sangre oxigenada a los músculos que describiremos a continuación. En el muslo se distinguen 3 compartimentos musculares desde el punto de vista morfológico y funcional: anterior; medial; y posterior, aunque las lesiones de mayor gravedad se localizan en el compartimento anterior.
Las lesiones de esta región del cuadriceps se dividen en: contusiones, desgarros y lesiones tendinosas.
Las contusiones son las más frecuentes y están causadas generalmente por traumatismos directos sobre la cara anterior del muslo. Si las lesiones son extensas y se asocian a fractura del fémur o a hematomas importantes, se puede generar una situación grave conocida como síndrome compartimental. Esta complicación se caracteriza porque las estructuras vasculonerviosas del compartimento anterior del muslo quedan sometidas a grandes presiones y si no se resuelve a tiempo, el miembro afectado termina con secuelas graves irreversibles. El tratamiento depende de la intensidad de la contusión y puede variar desde una actitud conservadora con reposo, frío local y compresión hasta una fasciotomía urgente si nos enfrentamos a un síndrome compartimental.
Los desgarros musculares con roturas fibrilares más o menos extensas aparecen generalmente durante la fase de aceleración en un sprint, al golpear un balón con fuerza o durante los saltos de longitud. Curiosamente, dichas lesiones recaen habitualmente sobre el segmento superior y el medio del recto anterior, que es él único vientre del cuádriceps que actúa sobre dos articulaciones. El tratamiento varía según el grado de la lesión desde reposo, compresión y rehabilitación hasta una intervención quirúrgica en roturas musculares extensas.
Las lesiones tendinosas tienen diferentes causas. Blazina describió en 1973 la "rodilla del saltador", que es una tendinopatía típica de los saltadores de longitud. Por otra parte, se han descrito áreas de tendinosis que finalizan en rupturas tendinosas en sujetos con insuficiencia renal crónica o ingesta frecuente de anabolizantes.
El abordaje terapéutico mantiene la misma filosofía que en los dos casos anteriores: tratamiento conservador y rehabilitación inicialmente, y operación si fracasa el tratamiento médico o si nos enfrentamos a una rotura tendinosa completa.